Cualquiera que me conozca sabrá que mis aspiraciones no van más allá de la puerta del portal de mi casa, marujear con las otras vecinas y criticar a los jovenzuelos del colegio del al lado que se ponen en la plaza a gritar.
Nada más lejos de la realidad y qué cercano se ve. Hoy no puedo irme con Virginia a comer (que está en Barcelona buscando piso) porque tengo que esperar al antenista a las tres y cuarto, casi que ni me va a dar tiempo a comer -y sin casi, voy a tener que ofrecerle sopa a los técnicos-. Luego de tres a seis y media (muy preciso) el servicio de mensajería me traerá los billetes de AVE para el congreso de Córdoba al que me voy la semana que viene y los datos del hotel.
Además el viernes no salimos por la noche por dos motivos: no tenemos ni un duro (motivo por el cual tampoco salimos el sábado y nos quedamos bebiendo mojitos en la terraza de casa hasta las cinco de la mañana) y estaba demasiado cansada de hacer la compra toda la tarde... sí señores y señoras, primero en el mercado, como dios manda, yendo de un puestecito a otro y comparando los precios de los tomates. Ese fue un error, comprar los más baratos, llegué a casa y estaban todos llenos de agujeros de gusanos y tuve que limpiarlos uno por uno a cambio de 10cts. más barato el kilo. Después fuimos a comprar al Carrefour la leche y esas cosas que no venden en el mercado... porque claro, estaba al lado de la óptica donde tenía que cambiarme los cristales de las gafas y hacerme la prueba de las lentillas porque ya no veo cuatro en burro.
Además hoy cuando he salido de casa para ir a trabajar había una chaval de unos 16 años fumando porros en la puerta de casa antes de entrar en clase y casi refunfuño, he tenido que morderme la lengua para decirle que no tirara la chasta en el portal.
2 comentarios:
viejunaaaaa, jajajajaja
Ummmmm pero si yo te había comentado en este post y no sale!! jopeeeeee, bueno te repito lo qu te puse.
Estás hecha toda una mari!!!!!!! :D
besitos!!!
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